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Cambiantes VI

original

 

Cuando pidió solo un cuarto en el hotel fue inevitable no sentirme incomoda, pero creo que esa no fue la peor parte del sentimiento, me sentía culpable por sentirme incomoda con Jordi, él chico por el que hace unas horas daba todo por volver a ver. Entramos al cuarto y me deje caer en la cama sin pensarlo, todavía faltaban muchas horas de viaje, dormir era la mejor opción.

-Voy a ir por algo de cenar ¿Te traigo algo?

-Por favor

-Farah…

-¿Mmm?- Mis ojos se cerraban solos

-Te extrañaba mucho

Cuando volví abrir los ojos la luz se asomaba por la ventana que no tenía las cortinas cerradas, maldecí para mis adentros culpando a Jordi pero cuando mire a mi alrededor no se encontraba ahí.

-¿Jordi? – Toqué el baño abriéndolo con cuidado pero no estaba ahí, busque una nota o algo que indicará donde estaba pero nada- Carajo ¿Dónde está?- Baje a la recepción y me dirigí al restaurante para desayunar algo y al estar sirviéndome en el buffet se me acerco un muchacho

-¿Farah?- Me sobresalte de inmediato

-Tranquila, soy amigo de Jordi, tengo un mensaje para ti

-¿Cómo se qué puedo confiar en ti?- Entonces estiro las llaves del auto en el que habíamos llegado.

-Dijo que te fueras y que tratarás de vivir lo mejor posible, él se comunicará cuando pueda.

-¿Cómo qué me fuera? ¿Sin él?

-Llego a un acuerdo con Clara en donde te dejaría vivir si prometías irte de ciudad, empezar con nuevo nombre y no volver a verlo.

-¿Qué?

-Y que lo siente mucho

Me hirvió la sangre, fruncí el ceño arrebatándole las llaves al chico, salí del hotel sin siquiera ver al recepcionista, subí al auto y comencé a manejar sin rumbo alguno. Jordi se estaba ganando mi rechazo cada que decidía por mi, no tenía el derecho de permitir que cambiaran mi vida así y una vez más de alejarse de mi, no quería que lo hiciera.

Pare a la mitad de la carretera buscando en la maleta donde estaban las identificaciones, mire la mía “Lucia Díaz-Montes” no podía negar que el nombre me gustaba, venía muchísimo dinero en dólares al fondo de la maleta pero también venía su identificación cuando la vi me pareció curioso “Gabriel Montes” tenía su apellido, en nuestras identificaciones, estábamos casados…

-¡Farah!- Era Jordi golpeando el vidrio del auto fuertemente- ¿Qué demonios?

-Jordi pensé que…

-Si, que te había dejado, era parte del plan para engañar a Clara- Se subió al auto y me dio una palmada en el muslo- No te voy a volver a dejar, Farah

-¿Cómo supiste dónde estaba?

-Te conozco, estamos en esto juntos, lo prometo.

Continuación...