Cambiantes VII

Eva2

 

 

Cuando menos pensé ya nos encontrábamos cruzando la frontera, ni siquiera había disfrutado el camino porque no hablamos de absolutamente nada, de vez en cuando decíamos que teníamos hambre o alguna necesidad básica.

-¿Podemos descansar aquí, Jordi?

-Si no hubo ningún problema para entrar a Guatemala así que no nos vendrían mal unos días de descanso.

-Pero… ¿Y Perú?

-Si quieres quedarte aquí, nos quedaremos aquí.

-Solo unos días, no puedo soportar más estar en el carro

Llegamos al hotel, pidiendo la habitación por 2 semanas, me pareció mucho tiempo pero con todo lo que pasaba, tal vez estar un rato aquí no era mala opción.

-Necesito comprar algo de ropa

-Solo deja mi instalo Farah, para acompañarte

-Puedo ir sola

-No quiero que vayas sola, por favor

-Esta bien

Lo vi meterse a bañar mientras yo me acomode en una de las dos camas matrimoniales que teníamos, estaba tan cansada que no me di cuenta cuando mis ojos se cerraron.

-Farah… ya estoy listo.

-Lo siento, estaba un poco cansada – Me paré de la cama y no se como tropecé un poco quedando enfrente de Jordi, sentía su respiración en contra de la mía- Mi torpeza no ha cambiado

-Creo que en este momento la estoy agradeciendo mucho- Me abrazo por la cintura y me quede inmóvil- No sabes cuanto extrañe tenerte así de cerca

-Yo también te extrañaba

-Se que estás molesta y tienes todo el derecho del mundo pero por favor ya no me alejes, no voy a poder seguir así

-No se que decirte, Jordi

-Que soy un idiota pero que soy tu idiota, que somos los dos contra el mundo, que me amas… - Lo miré directo a los ojos, tenía razón, lo amaba pero mi orgullo no me estaba permitiendo dejarme ser quien soy con él.

-Te amo, eso nunca va a cambiar pero esto es difícil… - Entonces me beso, no hice nada para detenerlo, el beso me hizo regresar en mi, me recordó porque lo extrañaba tanto y en ese momento nada importo porque estábamos solo él y yo.

-Perdóname, por favor – Dijo entre el beso

-Te perdono… - Y lo decía en serio, ya no podía estar alejándolo, no quería.

-¿Lo dices en serio?

-Si, en serio- Me envolvió en sus brazos fuertemente, me acurruque oliendo su tan peculiar aroma, carajo como lo extrañaba.

-Ahora, debemos ir a comprar la ropa, antes de que oscurezca…

Continuación...