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Datos interesantes sobre #BlackMirror

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Black Mirror no es lo que da miedo, lo que produce temor es que todo lo que retrata es muy posible. Black Mirror es un espejo que nos permite vislumbrar un futuro no muy lejano. Uno en el que la tecnología y nuestros temores se fusionan para mostrar una sociedad con la que, nos guste o no, nos identificamos en alguna medida.

Cuelguen al DJ

Probablemente se trata del episodio más “amable” de la serie. El hecho de que Black Mirror se haya tomado 16 entregas para criticar las aplicaciones de citas es un detalle que evidencia cuánta tecnología hay entre nosotros que despierta inquietud. Para no hacer el spoiler muy obvio basta decir que aquí la realidad virtual que veíamos en USS Calister se une al amor para que una pareja desafíe los dictámenes de quienes manejan las relaciones entre humanos: las parejas se forman según una estudiada compatibilidad, pero hay quienes deciden obviar esto y se rebelan: Romeo y Julieta contra la tecnología.

¿Existe el amor a primera vista? ¿Hay algo de verdad en la “química” entre dos? Un estudio reciente ha examinado a 100 voluntarios, 30 de los cuales estaban, según sus palabras, “perdidamente enamorados”. El cerebro de todos ellos se analizó mediante un escáner y los resultados mostraron que hay patrones neurológicos claramente identificados con el amor o al menos con el enamoramiento. Es decir, la ciencia sabe qué tiene que buscar, a dónde tiene que llegar en el cerebro…pero no sabe cómo. ¿O sí?

Hay una empresa que asegura saber si eres compatible con tu media naranja. Se trata de Instant Chemistry. Creada por el neurocientífico Ron Gonzalez, la empresa envía un kit genético para la pareja que debe dar su ADN. Instant Chemistry  analiza los datos estudiando tres antígenos leucocitarios humanos (HLA por sus siglas en inglés) del sistema inmunitario. Esto es fundamental ya que hay numerosos estudios que señalan que nos vemos atraídos por personas con un sistema inmune diferente al nuestro(cuestión evolutiva: cuanto más amplio sea nuestro abanico para proteger a las crías, más saludable será esta). Pero eso no es todo. La dopamina, serotonina y oxitocina también se evalúan a través de la genética. Los genes vinculados a estos neurotransmisores pueden dar muchas claves. Por ejemplo, en la mayoría de los humanos, el gen transportador de serotonina es largo o corto . Aquellos con la versión más larga se supone son más equilibrados en situaciones estresantes, lo contrario de aquellos que llevan la copia corta, que son más…volubles. Según un estudio de la Universidad de Berkeley, las parejas con dos variantes cortas del gen tienden a tener niveles decrecientes de satisfacción marital: son más infelices.

El receptor de la dopamina, DRD4, también tiene dos variantes: una para aventureros y seductores y otra para los más convencionales. Y en la mayoría de las parejas uno de sus miembros tiene la variante “estable”. Todo esto muestra que el amor puede ser inexplicable, pero la ciencia ya lo comprende y los expertos pueden (querer) decirnos quién nos viene mejor. 

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Cabeza de metal

Puede que sea algo personal, pero cuando lo único que queda después del Apocalipsis son perros robots que se empeñan en perseguirnos, la cosa da miedo. 
Ya todos hemos escuchado y leído la opinión de expertos sobre el futuro de los robots y la humanidad: seremos los perdedores. También es muy conocida la creación del perro robot de Boston Dynamics, un droide capaz de llevar objetos, subir escaleras y correr a casi 45 km/h, más rápido que Usain Bolt. Lo interesante de este capítulo es que estos ciberanimales nos pueden encontrar gracias a la localización por GPS pero también podrían hacerlo por sus “narices electrónicas”. La capacidad de digitalizar los aromas es algo que la ciencia ha utilizado desde hace décadas. Son muchas las empresas que usan narices electrónicas para realizar controles de calidad, detectar fugas de materiales peligrosos, alertar sobre la presencia de patógenos, identificar células cancerosas y hasta para avisar que hay que lavarse, como el perro japonés que se desmaya al detectar malos olores.

Por ahora, estas capacidad solo son operativas en un radio cercano, unos cien metros máximo, pero teniendo en cuenta que ya hay algunas que detectan el miedo humano,poco falta para que el circulo se amplíe y los robots del fin del mundo huelan nuestro miedo desde el otro lado del mundo.

Museo negro

Este es el último episodio y uno de los más singulares. No abarca solo muestras interactivas de museos, algo frecuente ya gracias a la realidad aumentada.

También se atreve con algo más drástico, como puede serlo la transferencia de emociones de un cerebro a otro. Pero vamos por pasos. Uno de los personajes del episodio es un médico que, gracias a un implante, siente el dolor de sus pacientes, lo que le permite realizar diagnósticos más precisos. Esto, que parece fantasía, es algo que Joel Salinas, médico de Harvard, es capaz de experimentar, sin necesidad de implantes. Salinas, autor del libro Mirror Touch (paradójico hablando de Black Mirror) tiene lo que se conoce como sinestesia tacto espejo: tocar a los pacientes le permite sentir el dolor de estos. Sería muy interesante ver un escáner cerebral de salinas mientras experimenta esto. 

Más allá de esto, la posibilidad de cargar información de un cerebro a otro es algo que está en el límite entre la ciencia ficción y la medicina futuro. Lo máximo que se ha conseguido hasta la fecha es simular la actividad de una parte del cerebro de una rata, pero para recrear el cerebro humano, al menos sus conexiones, pero no la epigenética ni las funciones de muchas de sus moléculas, serían necesarios unos 20.000 TB de información.Si un TB son más de 4,5 millones de libros de 200 páginas, 20.000 equivaldrían a 90 mil millones de libros. 
 

FUENTE: N+1