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¿Por qué alguno volcanes son más mortales que otros? #VolcándeFuego

Volcan de Fuego Guatemala

 

Según el último parte oficial, la catástrofe que asola a Guatemala, la erupción del volcán de Fuego, se ha llevado la vida de al menos 90 personas y tres aldeas han desaparecido bajo toneladas de ceniza. Sin embargo, el ¿Por qué uno estan mortal y el otro no?

Lo cierto es que el volcán de Fuego ha arrojado de forma más o menos regular pequeñas erupciones de gases y cenizas, estallidos que tienen poco riesgo para las poblaciones circundantes. Sin embargo, Fuego también tenía una reputación de producir erupciones explosivas mucho más grandes. Solo en la historia registrada, el volcán ha entrado en erupción más de 60 veces, y cuando lo ha hecho, a menudo produce estas avalanchas calientes que, cuando son lo suficientemente grandes, pueden enterrar por completo a personas y pueblos enteros.

Cuando ocurren, existen dos riesgos fundamentales: las cenizas y las bombas que caen (conocidas como tefra) y flujos piroclásticos. De estos dos, los flujos piroclásticos son probablemente los mayores asesinos y los responsables de las muertes causadas por la última erupción. Siendo así, ¿qué son exactamente?

Los flujos piroclásticos (también conocidos como corrientes de densidad piroclásticas) contienen una combinación de fragmentos de rocas calientes (piroclastos), aire sobrecalentado y gases volcánicos. Hablamos de una masa que puede contener temperaturas infernales (de hasta 1.000 grados Celsius) y que pueden viajar muy rápido, sobre todo en pendientes pronunciadas, alcanzando entre 110-320 km/h, aunque se han llegado a registrar alcanzando más de 700 km/h. Además, como son más pesadas (más densas) que el aire, tienden a ser canalizadas hacia los valles. Esta densidad más alta también les da ímpetu, por lo que pueden viajar por los lados de los valles, e incluso sobre las montañas. El peor lugar para estar cuando un flujo piroclástico está en movimiento es precisamente en un valle, por lo que los “espectadores” que hemos visto en muchos vídeos de Guatemala mientras graban vídeos escaparon de la muerte por cuestión de segundos. Los flujos piroclásticos son completamente diferentes a los flujos de lava. Los flujos de lava son roca fundida, a menudo rezumando como si fuera un jarabe, mientras que los flujos piroclásticos son una especie de caos caliente de magma que ha salido disparado de la “caldera” y que se ha endurecido rápidamente en un rango de partículas, desde cenizas volcánicas hasta rocas grandes. 

volcan fuego 1

Pero como decíamos al comienzo, si Fuego está siendo tan mortal, ¿por qué el volcán Kilauea de Hawái no se cobró ninguna vida durante el mes largo que ha estado activo?

Los volcanes hawaianos no explotan, y simplemente no son capaces de producir tales flujos piroclásticos extremadamente rápidos y potentes. La razón es porque el magma de Hawái, la roca fundida subterránea, no es tan espesa y pegajosa como la que se encuentra debajo de volcanes explosivos como el Volcán de Fuego, el Saint Helens, o el Monte Vesubio, que se conocen formalmente como estratovolcanes. Específicamente, el magma que alimenta los volcanes explosivos es más rico en el ingrediente sílice, lo que lo hace más espeso. Cuanto mayor es el contenido de sílice, mayor es la explosividad del material.

Al parecer, este magma se cuela a gran profundidad y se satura con una variedad de gases de la Tierra. En Hawái los gases pueden escapar fácilmente. En cambio, la roca fundida de Fuego rara vez rezuma. Es muy gruesa, atrapando los gases durante años o décadas a la vez. Y cuando se genera suficiente presión, puede producirse una explosión como ladel 3 de junio. Las secuelas de estas avalanchas volcánicas son extremadamente desordenadas. El material arruinado no se endurece en masas de roca negra y pesada como en Hawái. Es granulado y no consolidado. Por eso es difícil saber qué sucederá después de un flujo piroclástico. En cualquier caso, la mayoría de los expertos recuerdan que, aunque estamos ante una gran erupción explosiva, no es nada parecido a la que destruyó Pompeya, o la erupción del Monte Saint Helens en 1980. Afortunadamente, estos tienden a ser poco frecuentes. 

 

Fuente: Gizmodo