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Tlaloc, el señor de la lluvia, hecho de tierra

Tlaloc

 Tlaloc, el señor del agua, hecho de tierra 

Si rastreamos la línea ancestral de este dios, nos daremos cuenta que su genética data desde el Preclásico, cuando los Olmecas, los hacedores de lluvia, comenzaban a tener influencia en otros pueblos; cuando las primeras fronteras, de lo que hoy llamamos Mesoamérica, se delimitaban. Sí, los ancestros de Tláloc son los dioses olmecas del maíz y la lluvia, dos elementos trascendentales en el desarrollo de las naciones.

La agricultura fue la base de la economía en Mesoamérica, garantizar buenas cosechas fue tarea de los sacerdotes y por tanto de los dioses como Tlaloc, quien está presente en todas las culturas que habitaron este región del continente americano: es Tajín para los totonacos, Cocijo para los zapotecos; entre los mixtecos recibe el nomnbre de Savui; para los otomíes era Mu´Ye; en la zona purpépecha se le llamaba Tiripeme Curicaueri. Entre los mayas recibe varios nombres de acuerdo a la región: Chaak en el norte; Cauk, en la región de Chiapas-Guatemala y Mam, entre los mayas de Belice. Cabe mencionar que existen representaciones de esta deidad entre las culturas de Oasisamérica. 

Entre las culturas nahuas, Tlaloc recibió varios nombres, poseía alrededor de 26 advocaciones, entre ellas: Tlalocantecuhtli, el señor del Tlalocan; Tepeyólotl, corazón del cerro; Nappatecuhtli, el señor de los cuatro lugares;  Xoxouhqui, el verde, con este nombre se hacía referencia a los primeros brotes de las planta. Tlaloc, el que está hecho de tierra, el que encarna la tierra.

Claro, podríamos preguntarnos cómo el significado del dios de la lluvia es el que está hecho de tierra y en una primera instancia paracería contradictorio, pero es sencillo de comprender; para que puedan brotar las plantas es necesario que la tierra esté húmeda y la lluvia es la encargada de que esto suceda. El agua y la tierra forman una de las dualidades centrales en la cosmovisión mesoamericana. 

El Tlalocan es el espacio donde habita Tlaloc. En algunos textos se le denomina, Sitio de niebla, nombre con el que también se le llama a Tamoanchan, por esta razón en varios documentos se utilizan como sinónimos, sin embargo, existen diferencias siginificativas. 

Tamoanchan es un lugar de creación donde se encuentra el gérmen anímico de todo lo que existe en la tierra, mientras que el Tlalocan es el lugar de la muerte, una montaña hueca llena de frutos porque en ella, la estación de lluvias es perenne. Es el destino final de la esencia anímica surgida en Tamoanchan. 

Así, los poderes de la tierra y el agua se manifiestan en la tierra, en el alimento que otorga la energía vital, el crecimiento, pero también la enfermedad y el contagio. Esta sustancia de la Tierra y el Agua lleva el nombre de in celicayotl in itzmolincayotl. Tlalocan es la región de muerte a donde van los elegidos por Tlaloc, esto es, aquellas personas cuya muerte está relacionada con al agua. Es un lugar donde está contenida el agua de la lluvia, pero también de los ríos y lagos y es Chalchihutlicue quien las suelta de sus manos. 

Tlalocan se localiza como cimiento de la superficia terrestre, las aguas subterráneas son un símbolo de la región de esta deidad, cuyo punto cardinal es el Este.

Hablar de Tlaloc es hablar de la historia de Mesoamérica, pues sus habitantes fueron, hombres de maíz