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Leo The little idiot.

El pequeño idiota

 

Comenzaré con algo que no es nada nuevo y eso es lo peor, soy un idiota, dicho esto continuaré con lo que hoy me acongoja, las siguientes letras no son más que un mero desahogo de alguien cuya voz  usualmente fracasa en expresarse de la manera más adecuada y termina por contradecirse así que ni siquiera me intentaré excusar con un oxímoron de errónea sintaxis y malograda elaboración, solamente pues, esto es lo que soy. 

 

Estas últimas semanas mi cabeza ha estado inmersa en la historia de México, me propuse conocerla de nuevo así que me desconecté del presente para poder internarme en el pretérito (claro, hasta eventualmente llegar alcanzar mi tiempo) pero fui abstraído de esta lectura por el sufrimiento de mi prójimo. Insisto, no entiendo muchas cosas pero siento este nudo en la garganta que me ha logrado asfixiar incluso estando en un valle, siento mis ojos ajados y el peso de mi cabeza descendiendo porque no puedo mantenerla firme ante esta realidad. 

Hoy estoy cansado, estoy triste y resignado, llego a un momento de no verle el punto a las cosas, miro a mi alrededor y me encuentro con esta masa de gente que interpreta diferente nuestra situación, me agazapo, permanezco bajo el cobijo de la aparente indiferencia pero lo cierto es que el nudo también ha detenido mis palabras (lo bueno es que aún puedo escribir). 

Quiero pedir perdón por todo el dolor de parte de las personas que lo han causado, esta noche lloro que la justicia no exista y continuaré hasta secarme o dormir, me Piero y encuentro en la posición de creer que estamos tan de la chingada que veo imposible un cambio, vuelvo a mirar, observo a la gente que sabe esto y aún así se mueve. 

Quizás si hubiera más gente como ellos y menos personas como yo esta sería una historia diferente. 

Hoy no te quiero mirar a los ojos, mi México. 

Hoy no te quiero sentir 

Hoy no te quiero escuchar 

Hoy solo me quiero convertir en sal, 

que el viento me lleve al mar para disolverme.