A • Letras

I.

Roma

Tarde, como siempre pero eso ya no es sorpresa o ¿sí? 

Tarde, como es costumbre, pero ese ya no será un problema o ¿lo será? 

Tarde, como me es usual. 

Tardé en darme cuenta sobre nuestra despedida. 

Tardé en decir lo mucho que te valoro. 

¿Cómo será nuestra despedida? 

Creo que sucedió y no me di cuenta. 

¿Cómo es nuestra despedida? 

Como esos atardeceres que mueren lento. 

¿Cómo fue nuestra despedida? 

¿A caso fue parcial?

¿A caso se dibujo como se trazan las grietas sobre el pavimento?

A pesar del tiempo que me he tomado para escribirte, aún no puedo definir lo que es esto. Pensé en que sería una Elegía (pero los dos sabemos que esas le quedan mejor a Solón); la sintaxis se me escapó de un día para otro y todas mis letras se han envuelto en una desventurada yuxtaposición pero no la suficiente como para escribir como Homero.

Creo que perdí el tiempo, me perdí en algún lugar entre el reloj de Woolf y las manecillas de Borges. 

Incluso ahora, no

Puedo calibrar mis párrafos. 

No puedo delimitar mis versos o cortar mis oraciones, 

Siempre le temí al punto final de nuestros textos, 

Mi ansiedad me ha llevado a colocarle siempre dos puntos más 

Aunque rompa las reglas, 

Aunque fracture mi redacción. 

Escribiría los versos más tristes de esta noche si Neruda no me hubiera ganado ese privilegio y si fuera de noche. 

Tarde, como siempre aún no defino lo que es esto, porque ni siquiera encuentro mi deixis (sí es que aún la tengo). 

No me busques en lírica, 

No me llores más. 

Italia puede esperarte. 

Venecia puede desesperar y aún así aguardaría por ti. 

Milán no se moverá de ahí. 

Roma puede esperar. 

Y yo también puedo esperar, 

Puedo esperar que no me esperes 

Puedo esperar que me esperes 

Puedo esperar y no suelo hacerlo, quizás eso sea una sorpresa después de todo. 

Puedo esperar recuperar mi deixis en tu texto. 

Tarde,

Como siempre 

Pero quizás, 

Ojalá

Sea puntual 

Solo una vez. 

Eso espero.