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Ni hablar mujer, tú traes puñal

Ni hablar mujer, no me quieres perdonar

Ese puñal lo traigo adentro de mi corazón

Carmen es una de las óperas más conocidas en el mundo, tanto así que fue la seleccionada de este año por el maestro Gerardo Urbán en su noble cruzada por acercarnos más al mundo de la música. 

Siendo honesto desconocía de lo que trataba la historia en sí, había escuchado su contenido pero no sabía lo que adornaba todo, conforme pasaban las “Escenas” me di cuenta de que todos nos habíamos congregado en el teatro más importante de mi ciudad para observar el feminicidio de Carmen, José (el asesino) podría haber cantado a la perfección:

Y no me digas que no vuelves

Porque yo sé bien que aún me quieres

Porque cuando uno ama a alguien

Lo puede esperar un año o cien

Y no me digas que tú no vuelves

Porque igual que yo estás que te mueres

Un toro perfectamente elaborado, caballos, una coreografía que contemplaba a 300 actores en escena, una dinámica que invitaba al público a mover pañuelos previamente entregados involucrándolo más en la escena y para terminar, todo esto fue lo que nos sumergió a todos pero hubo un momento en especial que tuvo lugar entre el acto II y el III el maestro nos invitó como audiencia a olvidarnos de todos los convenios sociales que rodean la asistencia a eventos de este tipo, nos dijo que gritáramos, silbáramos, que dejáramos todo salir para entregarnos a una completa catarsis que terminaría en una melancólica anagnórisis. 

Antes de continuar, dejaré que alguien más inteligente que yo defina el término que cerró el párrafo anterior, Reconocimiento de un personaje por parte de otro en una obra dramática o novelesca; generalmente este hecho provoca el desenlace del conflicto.

¿Cuál fue ese reconocimiento que vivimos todos indirectamente? Fue el reconocimiento de que no hemos avanzado nada, Georges Bizet el 3 de marzo de 1875 estrenó una obra maestra que hasta nuestros días perdura y esa obra cierra con el asesinato de una mujer. 

Carmen fue interpretada el 6 de octubre en el Teatro Morelos, ubicado en Toluca donde según 

El Sol De Toluca: 

“Del 4 de agosto del 2014 al mes de abril de 2019, la Fiscalía mexiquense registró 2 mil 474 desapariciones de mujeres en la entidad, con mayor incidencia en rangos de edad de 15 a 17 años con 688 reportes, seguido en rangos de edad de 21 a 29 años con 415 reportes, según lo informado por la Fiscalía Especializada para la Investigación y Persecución de Delitos en Materia de Desaparición Forzada de Personas y la Desaparición cometida por Particulares.”

Y más adelante en la nota: 

“Los municipios de Toluca, Ecatepec, Nezahualcóyotl, Cuautitlán Izcalli, Chimalhuacán, Ixtapaluca y Valle de Chalco contarán con la Segunda Alerta de Género por desaparición de niñas, adolescentes y mujeres. Estos municipios ya cuentan con una primera alerta emitida en el mes de julio de 2015 por violencia contra las mujeres.”

“La tendencia nacional de feminicidios indican que el 2018 fue el más violento con 884 casos, sin embargo este año ya suma 638 muertes de mujeres de enero a agosto, siendo el estado de Veracruz el de mayor incidencia con 125 feminicidios, seguido por el Edomex con 67 y Nuevo León con 46. En tanto los estados con la incidencia más baja son Campeche y Tlaxcala con 2 casos cada uno y Baja California Sur con ningún caso.”

Leer esas cifras y citarlas me rompe el alma, me roba la voz y no puedo expresarle nada a mis familiares y conocidos, no esta noche, no puedo decirle a Bizet que los feminicidios han terminado, no aún cuando hizo la evidencia púbica y artística más fuerte, no puedo decirle a mis amigas que el EDOMÉX cuidará de ellas, me quedo patitieso al leer los carteles de “ni una menos” porque sé que no importa con tanto dolor se hayan escrito esas letras no detendrán la próxima bala, cortada, o golpe que termine la vida de una mujer más, porque hoy no puedo asegurarle a nadie que esto será justo como la ópera, una gran actuación donde Carmen se levante después de que el telón se cierre y todos salgan de la mano ante una emocionada audiencia. 

Ojalá que Carmen haya servido como una auténtica anagnórosis para la audiencia y valoremos nuestra posición, la critiquemos y busquemos mejorar.