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Las lágrimas de Eneas

Como las cenizas de Troya y los fragmentos de Eneas crearon Roma

 

ENEAS

La Eneida es uno de los libros más importantes dentro de nuestra historia, escrita por Virgilio entre el 29 y 27 antes de nuestra era, es una epopeya que logró darle una solución a un problema insoluble, sin modificar sus componentes, el poeta al servicio de Augusto logró exaltar su obra, una narración legendaria y la evocación de los personajes más salientes de la historia de Roma, todo lo anterior está contenido en la historia compuesta por doce libros y se encuentra bien, no es una yuxtaposición forzada, en lugar de eso todas las ideas se desarrollan simultáneamente y los tres temas se entrelazan entre ellos a lo largo del poema.
Sabiendo todo esto, desde mi perspectiva creo que la Eneida es el claro ejemplo de esta noria histórica que gira y gira, una y otra vez; para concretar este concepto me apoyaré de un pasaje bíblico que no requiere de una exégesis para ser comprendido:
Los que siembran con lágrimas cosecharán con gritos de alegría. Lloran al ir sembrando sus semillas, pero regresan cantando cuando traen la cosecha.
Desde mi perspectiva el versículo anterior deja bastante claro el título de la obra y al personaje que le dio nombre en primer lugar, Eneas.
Un héroe débil a quien observamos desde los primeros libros luchar contra las adversidades divinas y es su resilencia la que resalta de entre su fragilidad ante el conflicto, es la necesidad de permanecer un poco más bajo el precepto divino de que más allá del mar les espera la gloria a él y lo que queda de los Troyanos.
Roma son las lágrimas que derramó Eneas cuando Troya ardió, regresando al punto de la noria histórica me refiero a que los Griegos sometieron al imperio de Ilión para demostrar su fuerza y dominio militar-comercial, pero esto resulta en la creación de la civilización que sería vital para el florecimiento de una Roma que cubriría de esplendor Europa, dejando por los suelos a la Magna Grecia.
En conclusión, si los aqueos no hubieran tomado Troya, Eneas no hubiera llorado, sangrado, ni se hubiera quebrado y por ende sus fragmentos no lo hubieran llevado a zarpar y llegar a donde se encuentra el Tíber; ni Roma, la Eneida o Virgilo existirían si esa noche Príamo y Hecuba hubieran festejado, si Pirro no hubiera fallecido frente a su padre o Cassandra hubiera sido escuchada.
Porque el impacto de esas lágrimas sembró una cosecha que durante muchos años se recogería entre júbilo y gritos de alegría, toda esta carga emocional comprende el nombre de la Eneida, una Odisea que se convierte en Ilíada y algo nuevo, un héroe humano, que es padre, esposo e hijo, un héroe que sangra y puede quebrar en llanto.